ALBERT CORREDOR

En un auditorio del San Fernando Plaza, el exconcejal del Centro Democrático, Albert Corredor, hizo el primer anuncio público de su precandidatura a la Alcaldía de Medellín. Fue el pasado lunes, desde las 4:00 de la tarde, ante cerca de 170 asistentes de instituciones educativas, en un acto privado de casi dos horas, al que no invitaron medios de comunicación y sobre el que el precandidato no publicó en redes.

Era una especie de prelanzamiento de su campaña y hasta hizo un homenaje a la secretaria de Educación, Alexandra Agudelo Ruiz, quien a esa misma hora enfrentaba la audiencia en la que la Fiscalía argumentó la solicitud de casa por cárcel en su contra por su presunta participación en irregularidades en contratos de Buen Comienzo y el PAE.

Era de esperarse que hiciera alusión a Agudelo, no solo por su cercanía y la repartija de poder que tienen en la Secretaría de Educación, sino también porque al mismo fueron convocados rectores de colegios públicos de la ciudad, algunos dicen que coaccionados, y personal de esta dependencia, donde siguen denunciando presiones para apoyar la campaña de Corredor.

“Si quieres invitar a algún coordinador o docente de tu confianza, que creas quiere dialogar y conocer a nuestro amigo, por favor colócame el nombre y cédula por aquí para inscribirlo”, dice parte de la invitación al acto.

Aunque parece normal en época electoral, este es solo uno de muchos mensajes que invaden los teléfonos de personal de la Secretaría, donde cada día son más los contratistas que dan sus testimonios sobre presiones a las que los estarían sometiendo para darle prioridad a la campaña.

Lo que en diciembre empezó con quejas porque a los contratistas los pusieron a apoyar con logística y hasta con dinero las sancochadas y natilladas que el exconcejal hizo en los barrios más pobres, con apariencia de evento de campaña pero discurso de solidaridad, pasó en enero a presiones por WhatsApp y en persona para replicar y reaccionar a las publicaciones del precandidato y, en febrero, para que asistieran a reuniones y para que asumieran el “compromiso” de recoger firmas para avalar la candidatura, que será con el movimiento Medellín nos Une.

El modus operandi es similar al que se ha venido desarrollando desde el principio. A punta de mensajes por WhatsApp o pasaditas por los puestos de trabajo, contratistas de confianza de Corredor y Agudelo que, según videos, testimonios y fotos, parece que dedican más tiempo a la campaña que a sus funciones, dan instrucciones para sumarse y convocar a más gente.

El peor escenario en este momento, según conoció EL COLOMBIANO, es el de los psicólogos del programa Entorno Protector, porque a muchos les dijeron que deben recoger 300 firmas cada uno, con supervisión semanal, si quieren que les renueven el contrato que termina a mitad de año.

Para varias personas que conversaron con este medio, la situación se torna más preocupante porque les habrían dicho que la prioridad no era ir a los colegios, sino recolectar firmas, lo que podría derivar en que los profesionales disminuyan la atención a la salud mental de niños, niñas y adolescentes o que deban dedicar su tiempo a llenar planillas.

FUENTE EL COLOMBIANO

 

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