La Fiscalía francesa pidió este martes una pena de 2 años de cárcel firme y otros 2 exentos de cumplimiento contra el expresidente francés Nicolas Sarkozy por corrupción y tráfico de influencias.

El fiscal Jean-Luc Blachon consideró probados ambos delitos, sacados a la luz por las conversaciones telefónicas intervenidas por la policía entre Sarkozy y su abogado Thierry Herzog, para quien pidió una pena similar.

También solicitó dos años firmes y dos exentos de cumplimiento para el exmagistrado del Supremo Gilbert Azibert, acusado de haberse dejado corromper a cambio de un ascenso en su carrera.

El expresidente testificó este lunes ante el tribunal que le juzga y negó de forma tajante los delitos por los que se le acusa al tiempo que atacó a la Fiscalía Nacional Financiera, a la que acusó de tejer contra él una persecución desde su salida del Elíseo.

Durante más de tres horas, el hombre que dirigió Francia entre 2007 y 2012 se obstinó en un tono combativo en desmontar las acusaciones sacadas a la luz en las conversaciones mantenidas con su abogado Thierry Herzog a través de un teléfono intervenido por la policía en otra investigación, la financiación libia de su campaña electoral.

Sarkozy negó haber intervenido en favor de Azibert, pero reconoció haber podido hacerlo «no por él, por la amistad con Thierry» Herzog.

Sarkozy aseguró que su abogado recurrió a la amistad que tenía con Azibert para conocer «el ambiente» que había en el Supremo sobre el «caso Bettencourt», pero sin pedirle que intercediera y siempre con el único motivo de tranquilizar a su cliente.

«De las conversaciones se desprende que hay un acusado muy inquieto y un abogado afectuoso que quiere tranquilizarlo», señaló.

Junto a su abogado y a Azibert, Sarkozy está acusado de delitos que podían ser penados con hasta diez años de cárcel y 100.000 euros de multa.

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