Se trata del exjuez Andrés Rodríguez Caez, quien aseguró a la Procuraduría que el congresista le ofreció una prebenda de $200 millones de pesos.
Eduardo Pulgar Daza era, hasta hace pocos meses, un congresista bastante anónimo para la opinión pública nacional. Sin embargo, una grabación revelada por Daniel Coronell en julio pasado lo puso en apuros.
En el audio se oye a Pulgar ofreciéndole a un juez de la república un dinero a cambio de favorecer, presuntamente, a un amigo y padrino político suyo que controla la Universidad Metropolitana de Barranquilla: Luis Fernando Acosta Osío.
“Quiero apelar a la buena relación que tienen ustedes para ver si me pueden ayudar, hermano. Esa universidad me pone unos votos muy importantes y adicionalmente aquí hay un negocio. Ustedes me dicen y yo voy y digo: para esta jugada vale tanto y vamos pa’ lante”, se escucha decir a Pulgar.
El encuentro, que fue grabado por el entonces juez Andrés Rodríguez Cáez, ocurrió en el año 2017 en el apartamento del senador Pulgar en Barranquilla. A ese lugar fue invitado por el alcalde de Usiacurí, Ronald Padilla, quien le dijo al juez Rodríguez que su jefe político quería conocerlo. Fue en esa reunión cuando Pulgar le puso tarifa a la propuesta, que el juez rechazó. Al parecer, 200 millones de pesos.
“Si los manes son juiciosos, si yo les digo: hey, doc, esta vaina vale 200 barras, él me dice ¿a qué horas y dónde?”, menciona el congresista.
La versión que el exjuez Rodríguez le entregó a la justicia y que enreda aún más al senador.
“El senador (Pulgar) habla de la universidad y habla de que hizo una gestión. En el audio sí aparece que supuestamente había hecho una gestión ante el ministerio para poner a uno de los Acosta en la universidad”, asegura Rodríguez.
Al ser preguntado por la procuradora sobre cuál era el objetivo de esa reunión, el testigo sostuvo lo siguiente:
“Supongo que el objetivo (del senador Pulgar) era hacer que yo accediera a algún tipo de prebenda o algo así para ayudar a la persona que él quería que yo ayudara”.
“¿A quién?” contrapregunta la funcionaria, “pues a los que lo habían mandado a él”. “¿Qué eran quiénes?”, vuelve y lo cuestiona. “Me imagino que los Acosta”, responde el exjuez.
El contexto del supuesto soborno es simple. Al despacho de Rodríguez había llegado en 2017 un millonario pleito en el que tenía interés el empresario Luis Fernando Acosta. Desde hace años él viene librando una batalla jurídica por controlar, además de la Universidad Metropolitana, la Fundación Acosta Bendeck y el Hospital Metropolitano.
Según Daniel Coronell, esas tres entidades facturan al año cerca de 80 mil millones de pesos. En ese punto, la procuradora le preguntó al exjuez Rodríguez:
Procuradora: ¿En sí cuál fue el negocio que le propuso a usted el senador Pulgar?
Rodríguez: El negocio era o la voluntad o la posición del doctor Pulgar era que me fuera a favor de las personas que lo habían contactado a él para ubicarme a mí.
Luego fue más explícito:
Procuradora: ¿Cuando el senador habla en esas conversaciones de una vueltecita, ¿a qué hace referencia con esa vueltecita?
Rodríguez: A algún tipo de provecho, algún tipo de beneficio, no podría decirle, hasta que él dijo lo de las 200 barras.
Procuradora: ¿200 barras son qué?
Rodríguez: En el argot popular de la costa pueden ser 200 millones de pesos.
Procuradora: ¿Cuándo él le dice a usted que hay unos manes que le ayudan con becas y le dan puestecitos y le tiran un billetico, ¿a quién se refiere él exactamente en ese momento?
Rodríguez: De la gente que está manejando la universidad. Para la época eran los Acosta.
Finalmente, el testigo contó que se rehusó a aceptar el soborno y que eso incomodó al senador Pulgar:
Procuradora: ¿Cuál fue la reacción del senador Pulgar cuando usted le dijo que los negocios no eran con usted, que no accedía digamos a ese requerimiento?
Rodríguez: Se notó que cambió de posición.
Procuradora: ¿Recibió usted algún tipo de amenaza de parte de él (el senador Pulgar) o le dijo que guardara silencio en relación con lo que acababan de hablar?
Rodríguez: En la conversación que se ha filtrado dice que eso queda entre los tres.
A pesar de este testimonio y de la grabación aportada al expediente, en la Procuraduría el caso está empantanado. ¿La razón? El senador Pulgar señaló que fue denunciado por los mismos hechos ante la Comisión de Ética del Senado y que es esta célula legislativa y no el Ministerio Público quien debe investigarlo.
Su petición está ad-portas de ser resuelta por la sala de consulta del Consejo de Estado.
“La Sala Disciplinaria de la Procuraduría General de la Nación es la competente para conocer del proceso objeto del conflicto, toda vez que se estaría bajo la hipótesis de un posible acto de corrupción (…) lo anterior como quiera que la imputación que se le hiciera al congresista se contrae al presunto aprovechamiento de su investidura para incurrir en un posible cohecho”.
Mientras se define si es el Senado o la Procuraduría quien debe investigar al senador Pulgar, los tiempos siguen corriendo y el periodo de Fernando Carrillo al frente del ente regulador termina en enero próximo.
Carrillo será reemplazado por Margarita Cabello, quien aparece en una fotografía, muy sonriente, al lado del senador Eduardo Pulgar Daza.