El exsecretario de la Defensa mexicano permanecerá en prisión, acusado de narcotráfico y lavado de dinero. La próxima audiencia es el 18 de noviembre.

Salvador Cienfuegos se ha declarado inocente este jueves de los cargos por narcotráfico y lavado de dinero que le imputa la Fiscalía de Estados Unidos. En una accidentada audiencia remota, el exsecretario de la Defensa mexicano, recluido en una prisión de Nueva York, ha escuchado los cargos que se le imputan, no sin dificultades por los problemas de audio. En la primera parte de la audiencia, que en total ha durado poco más de media hora, el general ha dicho que no escuchaba bien. La juez Carol Amon ha suspendido la sesión, poco después, porque el eco copaba la línea telefónica, repleta de periodistas conectados a distancia.

Resuelto el problema tecnológico, la audiencia se ha reanudado minutos después. Ha sido todo muy rápido. Cienfuegos ha escuchado los cargos, la juez le ha preguntado si los entendia, él ha dicho que sí y se ha declarado inocente. La próxima audiencia será el 18 de noviembre, a las 9 de la mañana, hora de Ciudad de México.

Detenido en Los Ángeles el 16 de octubre, Cienfuegos enfrenta tres cargos por narcotráfico y uno por lavado de dinero. En un escrito a la juez Amon fechado el día de su detención, la oficina de la fiscalía en el distrito este de Nueva York señala que el general «abusó de su posición para ayudar al “cartel del H-2”, una escisión de la red criminal de los Beltrán Leyva, “a traficar miles de kilos de cocaína, heroína, metanfetamina y marihuana a Estados Unidos”.

A falta de conocer los detalles de las pruebas en su contra, la fiscalía explicó en octubre que Cienfuegos ayudó al grupo del H-2 al menos entre diciembre de 2015 y febrero de 2017. “El acusado se aseguró, a cambio de sobornos, de que no se realizaran operaciones militares en contra de este cartel, inició operativos contra organizaciones de narcotraficantes rivales, localizó embarcaciones para envíos de droga, ayudó al cartel a expandirse a Mazatlán y el resto de Sinaloa, presentó a integrantes de la red criminal con funcionarios del Gobierno mexicano dispuestos a colaborar y alertó de las investigaciones que mantenían las agencias de Estados Unidos sobre la red del H-2”, lee el escrito dirigido a la juez Amon. Los fiscales señalan que hay miles de mensajes de celular que respaldan lo anterior.

En el documento, los investigadores apuntan además que cuentan con comunicaciones interceptadas, en las que el general habla con un integrante de la red criminal sobre su “ayuda histórica” a otra organización criminal. Con una carrera de más de 50 años en el Ejército, resulta difícil saber a qué otra organización podrá haberse referido Cienfuegos.

La detención del general, jefe del Ejército durante el sexenio del priista Enrique Peña Nieto (2012-2018), cayó como una bomba en México. Principalmente por las implicaciones derivadas de que un funcionario de su nivel se hubiera relacionado presuntamente con una organización criminal. Si él lo había hecho, ¿qué habían hecho sus colegas en el Ejército y el gabinete de seguridad? ¿Cómo había influido en los diferentes contextos en los que ha trabajado en las fuerzas armadas a lo largo de más de medio siglo?

Si la caída general fue sorprendente, tanto o más fue la reacción del actual Gobierno, encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Desde su detención, el presidente y su gabinete han mantenido una posición más bien tibia respecto a las implicaciones de la acusación contra Cienfuegos, que favorecían la teoría de la manzana podrida: que el general anduviera en malos pasos no implica que alguien más lo esté. A la fecha, el presidente solo ha prometido una investigación sobre Cienfuegos, pero no parece claro si tendrá mayor alcance.

Lo que no ha sorprendido tanto en México es la secrecía absoluta que mantuvo la administración de Estados Unidos respecto a la investigación. La fiscalía armó el caso y lo consignó ante el juez en agosto de 2019. El juez ordenó enseguida la detención de Cienfuegos. Nadie en los ejecutivos de Peña Nieto ni de López Obrador conoció las pesquisas. Y si alguien supo, no dijo nada. La prueba es que Cienfuegos viajó tranquilamente a Los Ángeles, sin saber lo que le esperaba.

Cienfuegos aguarda juicio a la par que el exjefe de la policía mexicana, Genaro García Luna. Ambas investigaciones parten de la oficina de la fiscalía en el distrito este de Nueva York. En el caso de García Luna, las acusaciones son, entre otras, la de liderar una organización criminal y traficar con droga en colaboración con el cartel de Sinaloa.

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