El doctor Bayardo Ramírez Monagas, autoridad nacional en materia de lucha contra el tráfico de drogas y otros tipos de delito, siempre nos ha dicho lo mismo a Nehomar Hernández y este servidor cuando nos concede el honor de entrevistarlo:
“El problema no es el narcotráfico, ni el secuestro, ni la extorsión. El problema de Venezuela es la corrupción, que al ser un delito transnacional, concomitante, simbiótico y sincronizante, causa todos los demás delitos que conforman esa corporación del delito que es el chavismo”.
Lo que el profesor Bayardo nos ha explicado una y otra vez, es que la corrupción es el vehículo que los demás delitos usan para permanecer en la sociedad. La corrupción permite la impunidad a través del funcionario corrupto que extorsiona por no investigar. La corrupción permite que el asaltante sea liberado por un policía que lo extorsiona. En las alcabalas o puntos de control de aduanas por donde pasa la droga, el delito puede cometerse gracias a la vacuna que cobran los funcionarios corruptos.
El juez corrupto que vende las sentencias, el funcionario corrupto que cobra por no imponer una multa. Todos ellos obtienen dinero gracias a la corrupción, y ese dinero pasa por un sistema bancario carcomido por la corrupción. Si no fuese así, no andarían personajes bautizados como bolichicos, boliburgueses y bolifuncionarios, con miles de millones de dólares en cada gaveta de la peinadora, de la mesa de noche y del escritorio.
Imposible birlarse cientos de miles de millones de dólares de un país sin un sistema corrupto trasnacional.
Bayardo Ramírez tiene razón. No me cabe duda. Y es ahí donde salta la pregunta: ¿no hay hueso sano? A mí me lo preguntan cada vez que se denuncia lo carcomido que está el país, la sociedad, el sistema. Y mi respuesta siempre es la misma: tenemos que exigir transparencia siempre. Es la única forma de acabar con la corrupción, desde abajo.