Por: David Santos.
Que Bluradio haya sido de los pocos espacios de escucha con alcance nacional que haya abordado la elección del director de la CAR muestra la responsabilidad de algunos medios de construir una agenda informativa que sobrepase las necesidades perentorias del acontecer coyuntural, en lo relacionado a las protestas con ocasión del Paro Nacional. Sin embargo, detrás de este deber para con un cubrimiento de lo que acaece en el espacio público, se esconden algunas ingenuidades propia de como dicen algunos en términos eufemísticos, idiotas útiles.
En la mañana de este lunes 25 de noviembre mientras oía Bluradio escuchaba a las periodistas de la mesa decir: “Dejen elegir en paz”. Se trataba de ciertas críticas a las campañas que se batallan por quedarse con la dirección de la CAR. A la campaña la caracterizaban como “asqueante”, porque fabricaron un video de Fernando Sanabria con los signos de CM& y Noticias Uno en los que deslegitima la aspiración de Sanabria y porque entorno a él pesan acusaciones de que ofrecía dinero a los miembros del consejo elector y que las pruebas de la actuación ya están en manos de la Procuraduría.
Tenían algo de razón al deleznar de este tipo de estrategia gerencial para la elección. Detrás de esas palabras de rechazo sucede algo incluso más grave y es la ingenuidad con que su asume la elección de la dirección de una entidad que tiene un partida presupuestal cercana al billón de pesos anual. Decir elegir en paz en lo que las palabras pueden apuntar a la estrategia eleccionista es una parte de la moneda, pero interpretarlas como dejar en descanso a una elección que puede estar atravesada por el ofrecimiento de coimas y por los intereses políticos es suponer que los electores y quienes postularon su nombre son tan inmaculados como la propia Madre Laura.
La opinión pública colombiana no puede quedarse en paz ante la corrupción rampante contra la que tan creativa y ferozmente cientos de colombianos se han manifestado en contra en las recientes movilizaciones. ¿Dónde queda el apetito político de los actores partidarios, y las cabezas de las instituciones gubernamentales que toman asiento en la elección? Ni el cese de las aspiraciones reeleccionistas de Néstor Franco, aspiraciones que fácilmente podrían poner a la CAR en estado de interinidad, salvan el actual proceso de una maltrecha intervención política de las fuerzas de Jorge Rey y Néstor Franco.
Y es que según aseguran fuentes que prefieren guardar su nombre, tanto Luis Fernando Sanabria Martínez como César Carrillo son fichas políticas. Es un secreto a muchas voces en la corporación que Sanabria es la opción a la sombra de Néstor Franco que quiere seguir gestionando en cuerpo ajeno los asuntos medio ambientales de Cundinamarca. Y también opción de Alfred Ballesteros, otrora director CAR, quien dejo a Franco y ahora ambos quieren montar a Sanabria. A éste le pesan fuertes cuestionamientos de cuando era alcalde de Chiquinquirá y por mediación del periodista Miller Rubio intercedió ante la Superintendencia de Vigilancia para que le retornaran la licencia de funcionamiento a la empresa Gemacol, sobre la que pesaban fuertes sospechas de prestar sus armas para asesinar. ¿Si eso era con humanos que se puede esperar del medioambiente que no tiene voz?
El otro grande aspirante político es Cesar Carrillo. ¿Dejar en paz a las maniobras políticas de una entidad que necesita responder con los mayores niveles de suficiencia técnica? Sobre Carrillo pesan sindicaciones de utilizar su puesto como jefe de planeación departamental para intervenir en política. ¡Más política para una entidad descentralizada! Asistió a una reunión con un aspirante al Concejo de Bogotá por el Centro Democrático y fuentes aseguran que pese al descrédito de algunos medios Carrillo ha ofrecido dineros a algunos de los que tienen poder decisión en el Consejo Directivo de CAR y que posiblemente el voto costaría entre 1000 y 2000 millones de pesos. Carrillo está apoyado por el gobernador Jorge Rey y también tendría el aval de Nicolás García gobernador electo.
Así las cosas no puede dejarse en paz una elección que necesita atender a las necesidades medio ambientales de Cundinamarca con el mayor nivel de competencia técnico-científica, elección orbitada por mezquinos intereses politiqueros. No podemos olvidarnos que ocho de los catorce electores son actores gubernamentales que bien pueden utilizar la CAR para hacer política.