Resulta un total desafuero quererle ver siete patas al gato y criticar una iniciativa ciudadana de personas comprometidas con el país que desean exponer a los que se roban y hacen lo que está mal. Cuestionar sin mayor razón el lugar de matrícula del bus CazaCorruptos para hacer sospechosa la iniciativa es agarrarse de nimiedades fútiles y prestarle demasiada atención a algo sin mayor trascendencia. Podríamos jugar a las palabras y decir que el Bus #CazaCorruptos más que luchar contra la corrupción promueve la honradez a través de la visibilización de las prácticas de la politiquería corrupta ¿Qué más muestra de transparencia que rodar por todo el país con un mensaje que pregona la transparencia y las conciencias tranquilas instando a los colombianos a hacer lo que es debido?
Si el bus Cazacorruptos está matriculado fuera de Colombia. Pero más allá de comentarios malintencionados y tendenciosos ¿qué conexión corrompida podría caberle en la cabeza a cualquier necio que cuestione la procedencia de la matrícula? Podría elucubrarse con un sinfín de interrogantes que no pasan de ser un pajazo mental producto de la manchada cabeza de quién inquiere y sabrá Dios que intenciones pretende demeritando tal causa justa. ¿Acaso tienen miedo los corruptos de que el bus visite sus ciudades? ¿El bus ha expuesto sus corruptelas? ¿Ha denunciado el bus el saqueo de recursos públicos de aquel a quien representan quienes ponen en tela de juicio el proyecto? No debemos dejar de preguntarnos, ¿de qué se trata?
Equipado de las ganas de interpelar a Colombia con un mensaje contundente, con un modesto equipo que crea contenidos periodísticos para informar desde el portal propio y en espacios sociales en red en internet, ha comenzado esta hazaña que está muy comprometida con el bienestar de todos los colombianos, un estar bien que sólo es posible si acabamos con la corrupción que saquea los recursos públicos y con aquella que comienza por la vida cotidiana: hogar, ambiente familiar, círculo de amigos, en la fila del supermercado, en la realización de los informes universitarios.
El proyecto está empeñado en abrirles la cabeza a los colombianos con contenidos innovadores e inteligentes que denuncian a los ladrones, a los que no hacen bien su trabajo, a los que mienten, a quienes quieren ganarla de avivatos, a los que botan basura a la calle, a los que sobornan a las autoridades, en suma a todos aquellos que hacen cosas sabiendo que están mal hechas: los corruptos. A través de la invitación a debates públicos con quienes tienen poder de decisión público, por medio de la construcción de informaciones noticiosas desde el lugar que ocurren los hechos, asistiendo hasta las obras ejemplos de corrupción para cronizar y reportar lo sucedido, preguntando a las personas en cada ciudad visitada por su opinión y sus sentimientos ante los descaros cometidos contra su bien, es como esta iniciativa noble quiere crear conciencia de honradez y de rechazo a la corrupción, incidiendo a que los corruptos tomen la decisión de volverse ciudadanos de bien.
Desde agosto los promotores están empeñados en concientizar a Colombia. El CazaCorruptos ha recorrido Bogotá, Boyacá, Medellín, Bello, Bucaramanga, Tuluá, espera pronto estar en los departamentos de la costa atlántica –en los que la corrupción ha mantenido a la región en niveles de atraso insoslayables-, visitar el sur del país y cualquier lugar que sea necesario sacar del agujero negro y la suciedad que por allí entra, o sale.
Ante la iniciativa y labor de personas prudentes, ciudadanos comprometidos con causas cívicas para una Colombia mejor y sin corrupción, que no quieren figurar ni hacer alarde de sus intenciones buenas, en lo mínimo interesados en mojar prensa o recibir reconocimientos, cuestionar el lugar de matrícula de un vehículo puede ser un exabrupto, o un intento de querer tapar o aminorar alguna triquiñuela que la iniciativa deba exponer, o bien una jugada de ardidos que se han visto afectados por los hechos que la misión del bus permite denunciar, o simplemente una estrategia para manchar la imagen de un proyecto sin mancha. Resulta una completa nimiedad tachar las placas de sospechosas, más cuando en una estructura global los bienes van de un lado a otro cada vez con mayor intensidad, se negocian productos que proceden de distintos geografías y los lugares de matrícula responden a distintas circunstancias que, siendo prudentes, no pueden salir a cuestionarse sin más. Dejemos de armar lío y montémonos al CazaCorruptos para limpiar las conciencias de los colombianos y rodar la honradez.